Paritaria 2015: La primer gran Huelga Nacional de las y los trabajadores aceiteros
Hace 8 años concluía la histórica primer gran Huelga Nacional Aceitera que por 25 días inmovilizó los puertos y plantas del complejo agroexportador, con una victoria rotunda gracias a la unidad, la solidaridad y la conciencia de clase de las y los trabajadores aceiteros.
Al caer la noche del 29 de mayo de 2015 las asambleas de obreros aceiteros empezaban a celebrar, en las plantas y en las rutas, la noticia del acuerdo. Llegaba a su fin la huelga que detuvo la industrialización y el comercio nacional de granos, aceites y derivados en la República Argentina, con cuarenta plantas y puertos aceiteros de todo el país paralizados, cientos de buques en el Río Paraná y en alta mar detenidos, miles de camiones esperando para descargar la materia prima y un fuerte impacto en el ingreso de divisas.
El conflicto recibió la atención cada vez mayor de los medios de comunicación por su profundidad, extensión y consecuencias. La Bolsa de Comercio de Rosario, una de las plazas de comercialización de granos más importante del mundo, dejó de operar por más de diez días como consecuencia de la huelga aceitera, la que a su entender se encontraba “fuera de control”. El 21 de mayo decía en un comunicado que “los perjuicios ocasionados ya trascienden a las partes en pugna …, se perciben en las cuantiosas pérdidas económicas por incumplimientos de compromisos de embarques; en la paralización de exportaciones de granos y derivados, con inmediatos efectos en la menor entrada de divisas al país y caída de los ingresos fiscales”.
Lo que había ocurrido es que ante el planteo del Salario Mínimo Vital y Móvil, y ante un inminente cambio de gobierno, las patronales decidieron apostar fuerte a doblegar la voluntad obrera en defensa no sólo de su propia rentabilidad, más atada a la renta de la tierra que a los niveles salariales, sino en defensa de la tasa de ganancia del capital en general. Las pérdidas millonarias que sufrieron, que superaron varias veces lo necesario para pagar los aumentos a lo largo del año, como así también el bajo “costo laboral” de la actividad –entre 0,8% y 1,5%-, confirmaban que estaba en cuestión algo más que la disputa entre salarios aceiteros y la tasa de ganancia del sector agroexportador.
La política general de ingresos y la tasa media de ganancia, dos caras de la misma moneda, se jugaban en la huelga aceitera.
Por eso el conflicto no era sólo contra la Federación y los trabajadores aceiteros, sino también una presión hacia el Poder Ejecutivo nacional, el que estaba y el que vendría. De ahí que la importancia del conflicto y su resultado fuera vital no sólo para los trabajadores aceiteros sino para la totalidad de la clase obrera, pues la ruptura del “tope” establecido en aquel momento abriría una brecha que aprovecharían las demás organizaciones decididas a dar la lucha.
Pero no hubo presión que valga contra la voluntad de lucha de los trabajadores aceiteros, porque el 25 de Mayo, al cumplirse tres semanas del conflicto, en un ejemplo mayor de Democracia Sindical se realizó una Asamblea Nacional donde se votó por unanimidad la continuidad de la medida hasta alcanzar la victoria.
Así con el triunfo de la huelga, no sólo se rompió el “techo” en términos porcentuales de las negociaciones paritarias de aquel momento , sino que se planteó en forma más visible que nunca para toda la clase trabajadora el piso que deben recibir los obreros y obreras por la venta de su fuerza de trabajo: el Salario Mínimo Vital y Móvil definido en la Constitución Nacional y la Ley de Contrato de Trabajo como la menor remuneración que asegure al trabajador alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión.
Por eso hoy recordamos con orgullo esta gran victoria obrera. El primer conflicto de estas dimensiones, sin precedentes en las muchas décadas de vida de nuestra Federación, pero que se repetiría pocos años más tarde, con la huelga de 21 días de diciembre de 2020. No por azar, sino porque a partir de entonces el colectivo obrero aceitero, con conciencia de clase, unidad y solidaridad, ya conoce su fuerza y sabe utilizarla en defensa de sus derechos.
Con nuestras banderas bien altas: salarios mínimos y vitales de acuerdo a su definición legal, paritarias libres para enfrentar a los patrones, la democracia obrera como método y la huelga como herramienta fundamental.
¡Viva la clase trabajadora! ¡Viva la lucha de los trabajadores! ¡Viva la unidad obrera!
Comisión Directiva
Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina
F.T.C.I.O.D y A.R.A.