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Columna de opinión
Un pasado que no debe volver
Miércoles 27 de Agosto de 2014 | Compañeros, compartimos la columna de opinión de nuestro Secretario General, Daniel Yofra, publicada en el día de la fecha en el periódico El Cronista.
La Federación a la que pertenezco representa a los trabajadores de la industria aceitera en la negociación colectiva que cada año fija los salarios de esta actividad. Según es nuestra práctica, para el planteo salarial de cada paritaria, encargamos un estudio que calcule el valor de la fuerza de trabajo en ese momento. Es decir, siendo que el salario debe alcanzar, como mínimo, para que un trabajador y su familia cuenten con “alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión” (art. 116 LCT), calculamos la suma de dinero necesaria para ello, que en este año 2014 fue de $ 10.500. Tras un largo proceso de asambleas y unidad de acción con otros sectores, no exento de conflictos colectivos, logramos el aumento de un 39% que supuso alcanzar ese salario mínimo para la menor categoría (peón).
La participación de los obreros en la acción sindical fue la clave del éxito. Ese grado de conciencia de clase se alcanzó luego de varios años de trabajo de formación, asambleas, elección de delegados, ejercicio de la democracia sindical y, sobre todo, cuando demostramos que con esas herramientas, y con el coraje de recurrir a la huelga cuando es necesario, se pueden alcanzar los objetivos propuestos.
Aunque está claro que no somos la única organización que utiliza estas prácticas, lamentablemente, no son de las más habituales en el sindicalismo actual.
No es fácil enfrentar a las patronales más poderosas del país, a las que debemos recordar en cada paritaria que el derecho a un salario digno surge del art. 14 bis de la Constitución Nacional, y de la Ley de Contrato de Trabajo; pero también explicamos que salarios de esas características suponen un modo de enfrentar la crisis económica, como se hizo en EE.UU. ante la Crisis del '30, o en la Argentina con Perón en 1945. Subir salarios para crear más empleo, más producción, y más consumo; y no privilegiar al capital financiero.
No es esa la política del Gobierno Nacional, ni de los empresarios y dirigentes sindicales que participan en las reuniones del Consejo del Salario, que fija el SMVM en menos de la mitad de lo necesario para vivir dignamente, y que luego de una década de crecimiento mantiene a un tercio de los trabajadores como no registrados. Debieran ser ellos los encargados de explicarles a los trabajadores que perciben ese salario mínimo, de cuáles de las necesidades que garantiza la definición de SMVM deben prescindir: ¿la educación de sus hijos? ¿alimentación adecuada? ¿una vivienda digna? ¿vestimenta?
Es preocupante entonces que el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación plantee que los reclamos salariales de los trabajadores y la defensa de sus puestos de trabajo ante los despidos y suspensiones sólo intentan “horadar” al Gobierno Nacional; o que el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires exprese que es mejor cuidar el empleo que exigir salarios dignos, como se decía en la década del 90, expresión ratificada por la propia Presidenta en estos días.
Se habla ahora de intervenir en las ganancias de las empresas mediante la modificación de la ley de abastecimiento, decisión que apoyamos. Pero no podemos más que contrastarla con la pasiva actitud del Ministerio de Trabajo que, ante nuestro sistemático planteo en cada paritaria para que se intime a las empresas a que acompañen sus balances para negociar salarios con información real así lo establece la ley de negociación colectiva, jamás lo hace.
Pero lo más indignante es la actitud de algunos dirigentes sindicales que, en vez de asumir en las paritarias la necesidad de encabezar la lucha por salarios dignos, negocian salarios por debajo de la inflación, y cuando los trabajadores deciden pelear, se alían con las patronales y hasta legitiman la represión, a coro con el Secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.
Nuestro país ya vivió esto en los años 70, y terminó en persecuciones, cárcel, tortura, desaparición y muerte para muchos dirigentes, delegados y activistas sindicales. Ese pasado no debe volver. Por el contrario, debe prevalecer el ejemplo de que con firmeza y convicción, y sobre todo, con suficiente organización obrera, es posible enfrentar las crisis, defender el empleo, y recuperar la centralidad del trabajo.
Daniel Yofra
Secretario General de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina
F.T.C.I.O.D y A.R.A.
Columna de opinión en El Cronista: http://www.cronista.com/columnistas/Un-pasado-que-no-debe-volver-20140827-0003.html