“La CGT está lejos de entender lo que está pasando con los trabajadores”
El titular de la Federación de trabajadores aceiteros participó en Santa Fe de la presentación de la tercera edición del libro “Del otro lado de la mirilla”, escrito por un grupo de ex presos políticos de Coronda.

Daniel Yofra dijo que “estamos tratando de conformar una confederación con la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra)”. Crédito: Pablo Aguirre.
Por Gabriel Rossini, El Litoral | El secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, Daniel Yofra, asegura que, como en el caso de sus representados, el salario mínimo que debe cobrar un trabajador le debe alcanzar para vivir dignamente y satisfacer las necesidades que establece el capítulo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo y el artículo 14 Bis de la Constitución, pidió que el estado tenga más control sobre la comercialización y criticó la actitud de buena parte de la dirigencia sindical actual: “cuando tenés la línea de la pobreza en 50 mil pesos y en el Consejo del Salario se fija un salario mínimo que está por debajo de la indigencia, hay algo que está mal”.
-El Panorama Industrial que elabora todos los meses la Federación Industrial de Santa Fe muestra que el paro de 3 semanas que hicieron en diciembre en el complejo aceitero hizo retroceder el PBI santafesino, que venía aumentando, el 10,1% interanual, pese a que el 60% de los rubros medidos había crecido respecto al mismo mes de 2019. Impacta la incidencia que tienen sobre la economía de la provincia.
-Pasa que el 90% de la molienda está en la provincia de Santa Fe, en un margen de 40 kilómetros entre Timbúes y Arroyo Seco. De todas maneras, son empresas que pierden de producir en el momento pero que la recuperan los meses siguientes. De hecho la mayoría de las empresas estaban paradas por reparaciones. El impacto de un paro aceitero es importante porque el 50% de las divisas que el entran al país por exportaciones son de los agronegocios.
-El poder que tiene el sector en la economía argentina es impresionante.
-Si. Y se incrementó en la medida en que nos juntamos las tres organizaciones que agrupamos más del 90 de los trabajadores de los agronegocios que son el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) de San Lorenzo y la Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA).
-Cada vez que convocan a una medida de fuerza se los responsabiliza de bloquear rutas e impedir el tránsito.
-La Federación no bloque las rutas porque tenemos el control dentro de la fábrica y hacemos huelga, que es lo que nos parece más conveniente. Los empresarios saben manejar muy bien la prensa como para hacer ver que somos conflictivos. La gente debe saber que previo a lanzar una medida de fuerza tenemos mucha gestión, hace 11 años que venimos con el planteo del salario mínimo vital y móvil. Cada vez que nos sentamos a la mesa de negociaciones tenemos el respaldo de los estudios que nos brinda el Indec respecto a cuanto debe cobrar un trabajador para vivir dignamente y satisfacer las necesidades que establece el capítulo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo y el artículo 14 Bis de la Constitución. Lo que pasa es que las empresas te dicen que no pero no dan ningún motivo. Lo que deberían presentar los balances como lo establece la ley de negociaciones colectivas y el gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, se los debería pedir.
-Más allá de que el convenio de aceiteros debe ser unos de los tres o cuatro mejores del sector privado del país, ¿que inquietud te manifiestan los trabajadores de tu sector: la inflación, la inseguridad, Vicentin?
-Hay un combo. La sociedad en general está mal. Veníamos de cuatro años de macrismo que dejó al país en una mala situación económica y la pandemia profundizó. La verdad es que es muy difícil tomar una posición en una situación donde uno se quiere levantar y se cae permanentemente. Nosotros tenemos una situación de privilegio entre comillas, pero no podemos negar que lo que nos rodea es bastante difícil. Quien no tiene un familiar, un amigo o un vecino que este padeciendo las políticas económicas de los últimos gobiernos. Creo que no hay mucho margen. La pandemia fue un año muy duro, donde se hicieron cosas, equivocadas o no, para tratar de evitar que la enfermedad se propague por todos lados y que la salud colapse. Pero bueno, hoy la gente necesita trabajar, comer, y todos aquellos que tuvimos la “suerte” de haber sido esenciales durante toda la pandemia nos merecemos un salario digno porque eso va a hacer que la cadena productivo y de consumo se empiece a mover. Porque si nosotros que somos esenciales y estamos en un sector que puede pagarlo no conseguimos buenos salarios va a ser imposible que el mercado de consumo se mueva porque no se va a crear trabajo por generación espontánea.

“El impacto de un paro aceitero es importante porque el 50% de las divisas que el entran al país por exportaciones son de los agronegocios”. Foto: Pablo Aguirre.
-Como ve en este contexto el comportamiento de la representación gremial de los trabajadores?
-Creo que la CGT está lejos de entender lo que está pasando con los trabajadores. No quisiera pensar mal y decir que lo hacen a propósito. Pero cuando tenés la línea de la pobreza en 50 mil pesos y la CGT arregla un salario con la UIA y el gobierno en el Consejo del Salario un salario mínimo que está por debajo de la indigencia, hay algo que está mal. Si ellos realmente representan los derechos de los trabajadores, es preferible una anarquía sindical que tenerlos como representantes. Me parece que lo que deberían hacer es llamar a elecciones y si son votados, que continúen. Si los dirigentes que tienen la responsabilidad de elegir a la conducción de la CGT eligen a los mismos, serán los responsables de lo que siga ocurriendo con la clase obrera. Hay una realidad: el 50 % de los trabajadores registrados son pobres y hay 50 % de trabajadores desocupados. Estamos en un momento donde evidentemente la CGT no se debería sentar a la mesa de las patronales y del gobierno a escuchar y aceptar las imposiciones. Me parece que debería tener la posibilidad y la conducta de reclamar lo que realmente le interesa a los trabajadores.
-Hay muchas expectativas porque estiman para este año una cosecha récord, lo que ayudaría al gobierno ¿Lo ven así?
-Hace muchos años que vienen diciendo que va a haber cosechas récord. Ojalá que sea así.
-En una de esas la hay pero la sacan por otro lado.
-O la esconden en los campos. Me parece que en ese sentido, insisto, hay falta de control del Estado desde hace mucho tiempo. Debería haber más control, debería sentarse con la Mesa de Enlace para encontrarle una solución con todos los papeles arriba de la mesa. Si queremos tener más seguridad tenemos que tener un país más equitativo, con menos pobreza, porque cuando se pagan buenos salarios la inseguridad se reduce. Si creemos que los delincuentes nacen delincuentes y los pobres nacen pobres, vamos a tener un problema cada vez más grande y nadie va a poder vivir tranquilo. No la van a tener ni los pobres que vienen sometidos desde hace mucho tiempo ni los que tienen plata por mas que tengan asegurado su futuro económico porque la gente necesita comer, esta mal y ve que la torta le pasa por adelante y ellos no tienen ni lo mínimo para poder sobrevivir.
-Cuando encaran un conflicto importante, como fue el de diciembre, quienes están sentados del otro lado de la mesa son muy poderosos y cuentan además el respaldo del gobierno que presiona porque necesita los dólares para que la economía funcione. ¿Cómo son esas negociaciones?
-En primer lugar, a las negociaciones las llevamos adelante porque tenemos conciencia de clase y conciencia de lo que tenemos que ganar para vivir dignamente. Y segundo, nosotros presentamos el por que estamos pidiendo eso. No es que lo exigimos por capricho. La contraparte de que los trabajadores ganen un salario digno es que los empresarios ganen menos. Esa es la lucha. Si no lo pueden pagar, deberían presentar los balances para demostrarlo. Pero el salario que nosotros discutimos no debería ser solo para los aceiteros sino para todo el país, el salario mínimo, vital y móvil que a partir de enero de este año está en 93.500 pesos, debería ser el punto de partida. Nosotros hemos recuperado la herramienta que en los 60 y 70 tenían grandes dirigente, que los militares y parte del ultimo período del peronismo arrasaron- y las llevamos adelante, como la democracia sindical con conciencia de clase y organización dentro de los lugares. Esa es la estrategia. Y cuando me enfrento a las patronales lo que siento y lo que sienten los compañeros es que detrás nuestro hay compañeros trabajadores. Eso es lo que te da fuerza. Nosotros no queremos la plata de los empresarios, queremos vivir dignamente.
-¿Como está la situación de Buyati y de Vincentin?
-Lo de Buyati en Puerto San Martín está complicado. Es una empresa que viene con problemas los dos últimos años, suspendiendo a los trabajadores y cerró. El tema Vicentin es harina de otro costal. Más allá de que las dos empresas nacieron geográficamente en el mismo lugar, el problema de Vicentin es que estafaron al Estado, y por ende a todos los argentinos, como viene ocurriendo desde hace muchísimos años con empresas que estatizan sus deudas privadas. Otra diferencia abismal entre ambas empresas es que Buyati no tiene puerto y Vicentin es una de las empresas mas grandes del mundo.
-¿Cual es para ustedes la salida para Vicentin?
-Tanto el gobierno nacional como el provincial deben intervenir. Primero porque tiene una deuda con el Estado y segundo para garantizar la continuidad laboral de los trabajadores, que es nuestra mayor preocupación. En el medio hay muchas cuestiones importantes que en el gobierno deben estar al tanto, como la triangulación, la compra de soja en negro. Los agronegocios no son estafadores porque no le pagan un crédito a un banco estatal sino por todas las cosas que vienen haciendo desde hace años y sobre las cuales el gobierno no ejerce el control.
-Hay un plan del Banco Nación para que los acreedores capitalicen con acciones la deuda que la empresa tiene con ellos. ¿Les parece una salida viable?
-Si, porque es la aceptación de que aquellos que se vieron perjudicados por Vicentin hoy puedan capitalizar la deuda, la empresa seguir funcionando, y los trabajadores continuar trabajando.
-¿Que postura tiene la Federación respecto al futuro de la Hidrovía?
-Nosotros estamos tratando de conformar una confederación con la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra) para tratar de agrupar al sector y tener todos un mismo criterio. En el tema Hidrovía los más “perjudicados” directamente son los compañeros de Dragado y Balizamiento. La Fempinra ha planteado que lo que les preocupa es la continuidad laboral de los compañeros más allá de que los critiquen por no pensar en la soberanía, pero ¿quien piensa hoy en los compañeros trabajadores, en la continuidad laboral, en los salarios? No hay muchos gremios que se ocupen de eso. Nosotros apoyamos a los compañeros de Dragado y Balizamiento y su continuidad laboral. Ellos nos han explicado como funciona la Hidrovía y el Dragado. No es algo fácil, no es que se toca un botón, cambian las empresas y se terminó. Es un proceso que podría perjudicar a todos: gobierno, empresas, nosotros que industrializamos la soja, el productor y los trabajadores del campo y los portuarios que cargan los barcos.
-No están a favor ni en contra de la privatización. Están a favor de que funcione bien.
-Estamos a favor de que el gobierno, o aquellos que tengan que tomar las decisiones, se sienten a la mesa con los trabajadores, porque ellos saben los tejes y manejes de estas cuestiones.
-¿No fueron convocados?
-Se los convoca pero no saben cuales son los planes del gobierno. Me parece que en ese sentido hay que ser muy claros. Me pasó con Vicentin. Yo salí abiertamente con una posición, de la que no estoy arrepentido, pero el gobierno una semana antes de que se caiga el decreto del 10 de junio del 2020 lo derogó sin dar ninguna explicación y todos aquellos que salimos a defender la postura sin pertenecer a ningún partido político, nos encontramos con una decisión que todavía no sabemos por que se tomó. Viendo como se está manejan últimamente el gobierno, los compañeros de dragado y balizamiento toman sus recaudos como los tomaría cualquiera.