Browse By

“El laburo te hace perder muchas cosas lindas, como llevar a tu pibe a jugar a la pelota”

Publicado el 30 de abril de 2017 en ANRed | “Yo entré a los 18 años a laburar, por eso me dicen el Guachín. Yo era el pibito que entraba de gorrito, equipo de gimnasia. Viene uno y me dice «qué hacés, guachín» y ya me quedó. Ahora tengo 37 años”. Así se presenta Héctor Ramírez, trabajador aceitero de Nidera Valentín Alsina e integrante del Sindicato de Capital Federal. Rumbo al 1º de mayo, conocemos su historia. Por ANRed / Fotos: Prensa Federación Aceiteros y Desmotadores.

09_junio_2015_-_elecciones_soeia-462b3

Foto portada: Elecciones en SOEIA. 9 de junio de 2015


Héctor Ramírez trabaja en Nidera Valentín Alsina desde noviembre de 1997. Su historia de laburante es también la historia del crecimiento del Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria Aceitera de Capital Federal y Gran Buenos Aires (SOEIA), uno de los gremios aceiteros que participó de la histórica huelga de 25 días en 2015.

Como tantos trabajadores, Ramírez entró por agencia, es decir, contratado. “Fui uno de los pocos que se animó a pedir su efectivización solo -comienza a relatar- Antes esperaban que venga el patrón y lo deje efectivo. Yo fui solo y lo pedí. Soy muy impulsivo, no puedo esperar. Veía que los demás ganaban más que yo y yo hacía el mismo trabajo. Así que hablé con el supervisor y le dije «yo gano menos que mis compañeros y hago el mismo laburo. A mí eso no me conviene. Quiero ver si tengo la posibilidad de quedar efectivo sino me tengo que buscar otra cosa» y me dijo, palabras textuales, «el que no llora no mama, así que si querés anda vos». Fui a Recursos Humanos, golpeé la puerta y dije lo mismo. Al mes quedé efectivo”.

El Guachín, como todos lo conocen a Ramírez, siempre trabajó en la parte de producción, en el área de llenado y envasado de botellas. “Yo entré a los 18 años a laburar, por eso me dicen el Guachín. Yo era el pibito que entraba de gorrito, equipo de gimnasia. Viene uno y me dice «qué hacés, guachín» y ya me quedó. Ahora tengo 37 años”, cuenta quien ahora además es el Secretario Gremial del SOEIA. Él dice “Tengo la suerte de integrar la Comisión de Aceiteros de Capital Federal”. Pero, en realidad, no hay suerte: hay laburo de base, sacrificio y conciencia de clase.

31_enero_2014_-_asamblea_nidera-d95e4

Asamblea en Nidera. 31 de enero de 2014

“En el 2001 hubo baja del laburo y echaron a 45 compañeros. Al mes arrancó al 100% la empresa y la flexibilización laboral era carta diaria, trabajábamos 12 horas”, recuerda. “Nadie nos representaba y veíamos que había laburo y siempre la paga era la misma. Los aumentos venían por decreto. Nos empezamos a sindicalizar, a agruparnos, unos cuatro, cinco, compañeros, a escondidas. Fui uno de los primeros que me afilié, junto con Daniel Díaz, quien hoy es Secretario Adjunto”, y agrega: “los delegados de ese momento trabajaban más para la empresa que para los compañeros. A nuestro sector siempre lo castigaban, porque éramos los más conflictivos, los que íbamos más al choque. Les parábamos las líneas de producción porque nos estaban sobreexplotando de laburo y los delegados nos decían «la empresa tiene razón». Yo, con un compañero, Walter Salazar, que hoy también es miembro de la Comisión, nos parábamos contra la patronal y reclamábamos todo. Por parar las líneas, nos querían hacer laburar los fines de semana, pagándonos 4 horas extras. Hicimos una asamblea y decidimos no venir a laburar. A la semana siguiente nos llamaron a mí y a Walter y nos dijeron «tienen razón, les vamos a pagar las horas extras y les vamos a dar un franco compensatorio». Y le dije «ah, sí, ¿tenemos razón? Igual no vamos a venir». Nos podrían haber echado, pero eso demuestra el valor de la fuerza de trabajo. Si yo no hago el trabajo, ellos no van a venir a hacerlo. Necesitaban de nosotros para que salga el laburo. Por eso nunca tomaron una medida en contra nuestra. Esto no se pidió solamente para nosotros. Se pidió para toda la planta. Después de eso, toda la planta tenía su franco compensatorio”.

Por aquellos años, cada sector de Nidera peleaba por sus reclamos particulares. Por ejemplo, rememora Guachín, “Ezequiel Roldán, que hoy es el Secretario General, es de Logística y ellos tenían otros problemas. En ese tiempo estábamos separados, cada cual en su sector la peleaba como podía. Ezequiel estaba peleando para que le reconozcan el 100% de horas extras y entrar al convenio de aceiteros. No teníamos Día del Aceitero, nos hacían quedar hasta última hora del 24 o del 31 de diciembre, hasta los hacían quedarse a algunos compañeros y pasaban las fiestas ahí adentro”, comenta. “Los delegados peleaban solo por su bolsillo, eso no es lo que buscamos. Buscábamos unidad. Si pedimos, pedíamos para todos” y asegura: “No puedo pedir para mí solo. Hoy paro por mí y mañana ¿no voy a parar por vos? Esa no es la idea. Hubo una asamblea y nos agarramos feo. Carnereaban por 100 pesos”.

Después de aquella asamblea, sus propios compañeros le decían a Ramírez que él debía ser quien los representara: “me decían «metete vos que sos el que más habla, el que más va al frente». Es una responsabilidad grande. El delegado representa a todos y no es fácil. Cada uno tiene su problema y te cargás los de todos. Analizándolo, hablándolo con mi mujer, porque también hay que hablarlo con la familia, acepté, me postulé y gané. Con Ezequiel empezamos a trabajar a la par. Sectores que prácticamente no se podían ni caminar ni trabajar. Por ejemplo, Refinería se trabajaba en pésimas condiciones. Era el castigo. Era como decirte de acá a la calle”. Por la lucha gremial, hoy Refinería es, en palabras de Ramírez, “un lujo”.

02_y_03_marzo_2017_-_jornadas_formacion_soeia-96b09

Jornadas de Formación del SOEIA. Héctor “Guachín” Ramírez, Miguel Maiale, Daniel Díaz, Ezequiel Roldán y Rodolfo Ruíz. 2 y 3 de marzo de 2017

Así, paso a paso, se fue conformando la actual conducción del Sindicato Capital, que tomaría su fuerza definitiva después del Congreso de 2013, cuando la burocracia -por la fuerza de los trabajadores- tuvo que dar un paso al costado. Hoy la historia de Nidera no es la misma que el Guachín conoció a los 18 años. “Recategorizamos casi al 100% de los compañeros. Se terminó la tercerización. Solamente vienen los de agencia a cubrir temporariamente”.

Pero nada es magia. “Hay que trabajar a la par de los compañeros todos los días. Vos llegás 6 menos 10, para que tu compañero se vaya a cambiar antes. Un compañero necesita una mano y vas y se la das. También se hacen amistades, compartís cosas, vas a la casa de alguno, compartís un asado y eso te va fortaleciendo, se van uniendo lazos entre los compañeros”, destaca.

Hoy en Nidera, en el puesto de Ramírez, hay un trabajador efectivo mientras él cumple su papel en el gremio. Pero sabe y quiere volver a la planta: “Nosotros hoy estamos representando al Sindicato Capital, pero mañana pueden estar otros compañeros y nosotros volvemos a la planta. Eso nunca hay que olvidarse: uno tiene que volver de donde salió. Porque él que piensa que hoy tiene un puesto en el gremio y se va a quedar toda la vida ahí, está equivocado. Está pensando mal. No hay que creérsela porque eso lleva a ser lo que no queremos: un burócrata. Mañana vamos a terminar volviendo a la empresa. Hay que volver con la frente en alta, hacer las cosas bien, para poder volver de nuevo. Hay gente que hizo las cosas mal y hoy está trabajando con la cabeza mirando al piso. Yo, antes de hacer eso, prefiero renunciar, dar un paso al costado y volver a la planta, porque yo estoy acá gracias a mis compañeros, que me dijeron metete vos, dale que confiamos en vos, y yo eso se los quiero devolver. Y se lo estoy devolviendo con las cosas que se han logrado. En la planta siempre estoy presente, capaz que no estoy en las líneas porque tengo una persona que me está cubriendo. Pero yo cuando vuelva tengo que volver a mi puesto y tengo que darle la cara todos los días a mis compañeros y eso no hay que olvidarse. El día de mañana tenemos que volver todos de donde salimos”, concluye.

11_agosto_2016_-_solidaridad_con_ate-d760e

Movilización en solidaridad con ATE. 11 de agosto de 2016

De patrones y de trabajadores

El 1º de mayo es el Día Internacional de los Trabajadores. ¿Qué diferencia a un laburante de un patrón? El Guachín así lo explica: “Los trabajadores llevamos adelante la producción. El patrón manda, mira desde arriba cómo laburan los negros y, con tu fuerza de trabajo, ellos se llenan los bolsillo de plata. Nosotros somos compañeros, estamos en el día a día y con el patrón no. La patronal estudia para cagarte y nosotros estamos fortaleciéndonos para que no nos sigan cagando. Las ganancias se las llevan ellos, nosotros un sueldo”. Y, en esta línea, le es imposible no pensar en el gobierno nacional. “Este gobierno de CEOs lo único que quiere es explotar a la clase trabajadora, doblegarla, porque tiene pensamiento de patrón, no tiene el pensamiento de un tipo que se levanta a las 6 de la mañana o a las 5, o las 4, para llegar a horario al trabajo. Ellos no lo pasan”, plantea.

“Los trabajadores vivimos lo mismo -recalca- Tenemos las mismas necesidades, compartimos mates, compartís cosas que con tu patrón no vas a compartir nunca. Tenemos más sentimientos que un patrón. Ellos lo que quieren es explotarte y de eso sacar su ganancia. El trabajador comparte y la fuerza que tenemos es la unión. El día a día con tus compañeros es lo que te hace fortalecer. Pasamos necesidades, pasamos por lo mismo, que te basuereen. Perdemos muchos momentos. Hay veces que te necesitan y por no perder el laburo no estás”.

09_febrero_2017_-_asado_nidera_002-426b8

Durante un asado en Nidera. 9 de febrero de 2017

El “no estás” resuena en el Guachín. Se emociona cuando habla de aquellos momentos que perdió por estar trabajando. En su relato están todos los padres, todos los hijos, de cada laburante. “Me perdí muchos cumpleaños de mi hijo o por ahí mis viejos necesitaban algo y no pude estar. El laburo te hace perder muchas cosas lindas, como llevar a mi pibe a jugar a la pelota el sábado, que por ahí lo acompañaba y no llegaba a ver el partido porque me tenía que volver a la fábrica. Cosa que el patrón no ve. El patrón lo único que quiere es que vos laburés y que le saqués la producción. Y esas cosas no vuelven más, esas cosas las perdés. Eso es lo único que me pone mal porque perdí mucho. Tu pibe cuando es chiquito es cuanto más te necesita. Ahora comparto más, es más grande, jugamos a la pelota, pero no es lo mismo que verlo de chiquito en un partido de fútbol”.

Y afirma: “He pasado cosas peores. Yo he sido un pibe de la calle y me acuerdo de eso y no me pone mal. De eso supe también valorar lo que tengo. Yo estuve un año y medio viviendo en la calle gracias al menemismo. Mis viejos se quedaron sin laburo, vivíamos en un alquiler y nos tuvimos que ir como ratas. Yo he tocado fondo, he vuelto a flote y eso no me pone mal. Me sirvió para ser lo que soy hoy. Saber valorar lo que tengo, saber valorar las amistades, porque cuando estás en el fondo del mar te quedan pocos amigos y eso yo lo valoro mucho. Y eso me fortaleció, no me pongo mal por eso. Pero hablar de mi pibe sí”.

09_febrero_2017_-_asado_nidera_001-e1b9bDurante un asado en Nidera. 9 de febrero de 2017

En esos sentimientos compartidos también ve la fortaleza de los trabajadores. Decir la verdad, lo que le pasa a uno, asegura el Guachín, fortalece. “Porque lo que le pasa a uno le puede pasar al otro. Porque somos todos clase trabajadora y el trabajador prácticamente vive lo mismo. Las experiencias van fortaleciendo y van congeniando, como que tienen la misma relación. Vos decís me pasó esto y el otro te dice me pasó lo mismo, pero ¿cómo saliste? Y vas intercambiando cuestiones de uno que le ha pasado a mí en mi planta, al otro en la suya”. Y finaliza: “Siempre hablando sincero, como es uno. Uno no la caretea. Capaz por eso te escuchan. Uno no inventa. Uno dice lo que siente y lo que le pasó”.